EL Zorro y los Pavos
[Minicuento - Texto completo.]
Jean de La FontaineUn árbol servía de ciudadela a unos Pavos contra los ataques de un Zorro. El pérfido rapaz dio vueltas y más vueltas a la muralla, y viendo a todos los centinelas en su puesto, exclamó:
—¿Se burlarán de mí esos insolentes? ¿Ellos solos escaparán a mis garras? ¡No, vive Dios!
Y cumplió lo que dijo.
La luna, brillante entonces, favorecía a la grey volátil contra su perseguidor. Pero él, que no era novicio en las artes del asedio, apeló a todas sus estratagemas; fingió que quería encaramarse al árbol, se irguió sobre sus patas, hizo después el muerto, y luego el resucitado. No hiciera tantas mudanzas y ficciones el mismo Arlequín. Levantaba la cola, hacíala relucir a la luz de la luna, y con estas y otras mojigangas no dejó dormir ni descansar a los Pavos. Fatigábalos el enemigo, manteniendo fija su atención en el mismo objeto. Los pobres, deslumbrados a la larga, iban cayendo, y conforme caían, eran inmolados. Cerca de la mitad sucumbió: fueron a parar a la despensa del Zorro.
Quien fija demasiado la atención en el peligro, suele caer más pronto en él.
FIN