¿Qué me reserva el devenir ahora y este hoy, en flor apenas entreabierta? Edén e infierno mi inquietud explora en la instabilidad del alma incierta. ¡No! Que al cancel de la eternal morada los brazos me transportan de mi amada.
Cruél y dulce el ósculo postrero, almas gemelas, al herir, desprende; mi pie vacila ante el umbral severo que un querube flamígero defiende. Mi ojo impasible ante la vía desierta ve las selladas hojas de la puerta.
¿Finó ya el orbe? ¿Sus rocosos muros no se coronan ya de sombra santa? ¡La mies no grana? ¿Prados verdeoscuros ya no cortejan al raudal que canta? ¿Ni ante el mundo prolífero se extiende la comba astral que el devenir defiende?
Como para agradarme -cual solía- ella se empina en el umbral, rïente, y me da gota a gota su alegría y se me anuda en ósculo ferviente. Sobre mis labios me grabó su beso, con llamas, añoranza y embeleso.
En lo más noble nuestro ser cultiva anhelos de rendirse a lo inefable por honda gratitud que el don no esquiva al Ser puro, a lo Eterno inexpresable. Llemémosle Bondad; yo a su clemencia me acojo y me diluyo en su presencia.
«Haz como yo; cotéja el breve instante con tu grácil cordura; no apresures, tómalo a punto, dúctil, insinuante, ya que en la acción o en el amar perdures. Si vistes de candor en el conflicto, serás hombre cabal y un héroe invicto».
¡Vano hablar, pensé yo, si un Dios te ha dado el minuto feliz por compañero! Todo ser, junto a ti, predestinado se siente, no mi sino lastimero. Me espanta tu decir: dejar tu lado es un alto saber que no he logrado.
Lejos ya estoy. ¿Qué me dará el instante fugaz? ¡Quién sabe! Mágico tesoro para crear Belleza. Como Atlante, me doblo al peso… y me deshago en lloro. De fuga en fuga, en fútiles andares y, por alivio, lágrimas a mares.
¡Fluyan y rueden sin cesar! La llama jamás se apagará, que me devora; crepita, y por mi pecho se derrama do muerte y vida traban lid ahora. Para el dolor del cuerpo hay plantas buenas, y a mí me ahogan inacción y penas.
Ya perdí el Universo y me he perdido a mí mismo -yo, amado de los dioses- su Caja de Pandora me han vertido, rica en gajes u horóscopos atroces. Me tientan con la pródiga cascada de los goces… y me hunden en la nada.
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