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En el ruido que hiere a la ciudad sólo oigo una voz que me ama…

[Poema - Texto completo.]

Vicente Gerbasi

En el ruido que hiere a la ciudad sólo oigo una voz que me ama
y de las campanas veo volar aves hacia bosques lejanos,
como si fuera yo un caminante hacia Iglesias aldeanas
bajo guirnaldas vagando en altas primaveras.
Nadie llora en la luz junto a las flores,
pero junto a mi pasa como sombra delgada la tristeza del mundo,
sobre los horizontes, como un invierno huyendo de la tierra.
Los días en la tristeza oscurecen de miedo
como lo hace el mar bajo la lluvia.
Por eso yo os amo, como agua mansa al cielo,
como columna al tiempo,
y la fuga liviana del aire entre las torres,
buscando en fino rumbo las montañas,
me acerca a los ciervos como un santo
y con ellos juego a orillas de frescos manantiales.
El silencio me conduce de la mano a los conventos,
y como para una fruta, mi mundo es la sombra de un árbol que duerme
Olvido que la tierra, las ciudades, los hombres,
inventan lentamente sus huesos de cristal,
y los amo a todos, los amo junto a Dios,
junto a la espiga tranquila que curva sus designios en el rumbo del día.
¿Por qué cubrir el mundo de una yedra de llanto?
¿Por qué crucificar los niños sobre cruces de mármol?
¿No habéis visto una mano herida tendida sobre los años
como sobre un agua en ondas huyendo?
¡Oh, mi madre, mi amiga, mis hermanos!
de rostros doloridos bajo la lluvia,
casi árboles solitarios en la montaña bajo madrugadas de frío.
Debiéramos andar con un libro abierto entre las manos,
purificando nuestras frentes en las arpas
que más allá de las aves se rinden melodiosas.
Por eso os amo a todos.
y cuando la ciudad me hiere, cuando me veis vagar entre las hierbas
cuando entre los ruidos yo encuentro mi silencio
ante mí se abre la verja de un jardín lejano de canciones.


1939


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