Con todo no podía eso durar mucho. La experiencia de los años me lo muestra. Pero sin embargo un tanto abruptamente vino el Destino y lo detuvo. Breve fue la hermosa vida. Mas cuán intensos fueron los perfumes, en qué maravillosos lechos nos acostamos, a qué placer nuestros cuerpos entregamos. Un eco de los días del placer, un eco de aquellos días vino hasta mí, algo del ardor de nuestra juventud; volví a tomar en mis manos una carta, y leía una y otra vez hasta que me faltó la luz. Y salí al balcón melancólicamente – salí para cambiar de pensamientos mirando al menos un poco de la ciudad amada, un poco del movimiento de la calle y los negocios.