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¡Entrad!, en mi aposento…

[Poema - Texto completo.]

Manuel Acuña

A mi querido amigo A.F. Cuenca

¡Entrad!, en mi aposento
Donde sólo se ven sombras,
Está una mujer muriendo
Entre insufribles congojas…
Y a su cabecera tristes
Dos niñas bellas que lloran,
Y que entrelazan sus manos
Y que gimen y sollozan.
Y la infeliz ya no mira
Ni tiene aliento en la boca,
Y cuando habla sólo dice
Con voz hueca y espantosa:
“¡Yo tengo hambre! ¡Yo tengo hambre!
Por piedad, ¡una limosna!”
Y calla… y las niñas gimen…
Y calla… y el viento sopla…
Y llora… y nadie la escucha,
¡Que nadie escucha al que llora!

¿Y la oís? —¡Ay!, hijas mías
Vanse por fin a quedar solas…
Solas… y sin una madre
Que os alivie y que os socorra…
Solas… y sin un mendrugo
Que llevar a vuestra boca…
Adiós… adiós… ya me muero…
Ya no tengo hambre…
Y la mísera expiraba “¡Una limosna!”
Entre angustias y congojas,
Mientras que las pobres niñas
Casi locas, casi locas
La besaban y lloraban
Envueltas entre las sombras.
Después… temblando de frío
Bajo sus rasgadas ropas,
Caminaban lentamente
Por la calle oscura y sola,
Exclamando con voz triste
Al divisar una forma;
… “¡Me muero de hambre!”
Y la otra…
… “¡Una limosna!”



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