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 Soy un rápido tren 
que hace años va y viene 
Entre la ciudad Sí 
y la ciudad No. 
Mis nervios están tensos 
como cables 
entre la ciudad No 
y la ciudad Sí. 
Todo está muerto y asustado en la ciudad No. 
Es como un despacho empapelado con tristeza. 
Fruncen el ceño en él todas las cosas. 
Hay recelo en los ojos de todos los retratos. 
Cada mañana enceran con bilis su parquet. 
Son sus sofás de falsedad, sus paredes de desgracias. 
Jamás en él un buen consejo te darán, 
Ni un ramo de flores, ni un simple saludo. 
Las máquinas de escribir teclean, con copia, la respuesta: 
“No-no-no… no-no-no… no-no-no…” 
Y cuando al fin se apagan todas sus luces 
los fantasmas inician su lúgubre ballet. 
Jamá, ni aunque revientes, billete lograrás 
para escapar de la negra ciudad No. 
La vida, en cambio, en la ciudad Sí, es un canto de mirlo. 
Carece de paredes la ciudad, es como un nido. 
Las estrellas te piden acogerte en sus brazos. 
Y, sin avergonzarse, los labios solicitan tus labios 
con un quedo susurro: “Todo son tonterías…” 
La reseda incitante solicita ser cortada, 
y ofrecen los rebaños la leche en sus mugidos, 
y en nadie hay asomo de recelo, 
y adonde quieras ir, te llevarán al instante trenes, barcos, aviones. 
y, con rumor de años, va el agua murmurando: 
“Sí-sí-sí-… sí-sí-sí… sí-sí-sí…” 
Sólo que, a veces, en verdad, es aburrido 
que todo se me de apenas sin esfuerzo en esta ciudad Sí multicolor y deslumbrante. 
¡Mejor ir y venir hasta el fin de mi vida 
entre la ciudad Sí 
y la ciudad No! 
¡Mejor tener los nervios tensos como cables 
entre la ciudad No 
y la ciudad Sí! 
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