¿Estoy viva o ya he muerto acaso?
Nadie parece verme.
Todos hablan, hablan, hablan
cosas que yo no entiendo.
Ceñida de crepúsculos y lunas
oigo pasar el tiempo.
¿Lo oyes tú, amado?
Es como el mar en fuga por aldeas dormidas.
Mis oídos retumban
Y un afán de misterio me roe el corazón.
No puedo abrir la sombra.
Manos recién abiertas me golpean las sienes.
Tiemblo por dentro, tiemblo…
El miedo silencioso se me arrolla a la lengua
y se pueblan mis ojos de fantasmas.
¿De qué sirve mi grito si no me escucha nadie?
Van y vienen las gentes
(hombres, mujeres, niños).
Todas pasan sin verme.
Debajo de mi frente la soledad me abrasa.