Extraño amigo mío…
Si pudiera llegarte como
ayer. Si asesinas serpientes
no hubieran alborotado todos los caminos, cavando tumbas para mis
gentes y mi pueblo, sembrando muerte y fuego.
Si no hubiera regado la derrota la tierra de mi patria
con piedras vergonzosas, injuriantes. Si este corazón que tú conoces
fuera el mismo que ayer,
y no sangrase por la puñalada.
Si hoy, amigo mío, como ayer, pudiera envanecerme de mi gente, de
mi casa y mi fuerza,
ya mismo me tendrías a tu lado.
Amarrando a las playas de tu amor el barco de mi vida.
Y seríamos igual que dos pichones.