Ah, no me molesto porque se me dañó una rueda del carruaje, y porque he perdido una victoria ridícula. Con los buenos vinos, y entre las bellas rosas voy a pasar la noche. Antioquía me pertenece. Soy el mancebo más glorificado, soy yo la debilidad de Balas, el adorado. Mañana, ya verás, dirán que la carrera no fue correcta. (Pero si yo fuera menos fino, y si lo hubiera ordenado en secreto – los aduladores declararían primero a mi carro cojo).