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Fern Hill

[Poema - Texto completo.]

Dylan Thomas

Otrora cuando yo era joven y libre bajo los manzanos
Por la casa alegre y feliz como el verdor de los campos,
Cobijado en la noche por el abismo rutilante,
El tiempo me dejó clamar y trepar
Por los dorados apogeos de sus ojos,
y honrado entre las carretas fui príncipe de las villas de
manzanos
y una vez bajo aquel tiempo arrastré señoreando árboles y hojas
Con margaritas y granos de cebada
Hacia los ríos de luz que abrían las frutas verdes caídas de
los árboles.
y siendo yo bisoño y despreocupado y famoso entre los pajares
Por el corral alegre y cantando en la granja hecha mi hogar,
Con la irretomable juventud del sol
El tiempo me dejó jugar y
Dorarme a sus expensas
y verde y dorado fui cazador y vaquero; las ternerillas
Cantaban con mi cuerno, las zorras en las colinas ladraban fuerte
y frío
y repicaba lento el sábado
En las piedrecillas de los arroyos bendecidos.
Todo el santo sol era correr, era lindo ver los campos
De heno altos como casas, la música de las chimeneas, era el aire
y el juego, deleitoso y con agua
y el fuego verde como hierba.
y cada noche bajo las cándidas estrellas
Cuando regresaba a dormir, íbanse los búhos llevando la granja,
Toda la santa luna oía, bendito entre los establos, las
chotacabras
Volando con los fascales, y los caballos
Disparados hacia la oscuridad.
y luego a despertar, y ver la granja cual vagamundo blanco
De rocío, volver, con el gallo sobre el hombro: estaba toda
Brillante, era Adán y la doncella,
El cielo se juntaba de nuevo
y el sol poníase redondo ese mismo día.
Así debe haber sido después del nacimiento de la luz primera
En el giro del primer mundo, con los caballos hechizados caminando
cálidos
Fuera del establo verde repleto de relinchos
Hacia los benditos campos.
Y honrado entre las zorras y los faisanes cabe la casa alegre
Bajo las nubes recién hechas y feliz y a mis anchas,
Con el sol vuelto a nacer una y otra vez,
Corría por mis caminos despreocupados,
Mis deseos se desbocaban por el heno alto como la casa
y de nada me inquietaba, en mis oficios azul cielo que el tiempo permite
En su amplio giro melodioso tales y tan pocos can tos matinales
Antes que los niños verdes y dorados
Lo sigan perdiendo la gracia.
Nunca pensé en los días blancos cual corderos, que el tiempo me tomaría
De la sombra de la mano al desván invadido de golondrinas,0
Mientras asomaba la luna,
y que al regresar a dormir
Lo oiría escaparse junto con los campos
Para despertarme en la granja desaparecida por siempre de la tierra sin niños.
Ay, mientras yo era joven y libre a expensas suyas
El tiempo me tenía bisoño y muriendo
Aunque yo cantara preso como el mar en mis cadenas.



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