Frágil, mujer opulenta, matriz del paraíso
eres un grano de culpa
incluso ante los ojos de Dios
a pesar de tus guerras santas
a pesar de la emancipación.
Dividieron tu belleza
y queda un esqueleto de amor
que sigue clamando venganza
mas solo tú lo logras
aunque llorando,
te volteas y ves a tus hijos,
te volteas y no sabes qué decir,
y te callas sorprendida
y te vuelves tan grande como la tierra.