Húmeda de la aurora, despierta la campana
En el azul cristal de la paz aldeana,
Y por las viejas sendas van a las sementeras
Los viejos labradores, camino de las eras.
En tanto que su vuelo alza la cotovía
A la luna, espectral en el alba del día.
Molinos picarescos, telares campesinos.
Cantan el viejo salmo del pan y de los linos,
Y el agua que en la presa platea sus cristales
Murmura una oración entre los maizales,
Y las ruedas temblonas, como abuelas cansadas,
Loan del tiempo antiguo virtudes olvidadas:
Dice la lanzadera el olor del ropero,
Donde se guarda el lino, el buen lino casero;
Y el molino, que esconde bajo la vid su entrada,
Dice el áureo recuerdo de una historia sagrada:
Bajo la parra canta el esponsal divino
De la sangre y la carne, de la hostia y el vino.
El aire se embalsama con aromas de heno,
Y los surcos abiertos esperan el centeno,
Y en el húmedo fondo de los verdes herbales
Pacen vacas bermejas entre niños zagales,
Cuando en la santidad azul de la mañana,
Canta húmeda de aurora la campana aldeana.
Estaba unha pomba blanca
Sobre un rosal florecido,
Pra un ermitaño do monte
O pan levaba no vico.
|