Un nuevo jinete vi del tribu de Zabulón, no sabe de garrochón, de lanza y esponja sí.
Cuando al monarca español recibe alegre Castilla, en su poderosa silla cuya águila pudo al sol, ser la octava maravilla a la plaza que atendí, según su ser, a Dios vi, que era la esfera corintia, no me engañando la pinta un nuevo jinete vi.
Nunca en África lidió contra moros de Alá veces, ni cual Aníbal perdió el ojo cuando se vio sobre los Alpes franceses; mas del torrente cedrón, vino después de Nerón por el incendio descrito, y es según se ha hallado escrito del tribu de Zabulón.
Éste, pues, desvanecido, porque el tiempo le prestó, desque con pluma se vio, quiso ser tan atrevido que su propio ser negó; y subido en un frisón, sin verse como pavón, quiso dar su pavonada, y aunque ha entrado estocada, no sabe de garrachón.
De la ganancia y usura sabe tanto que me espanto, como no ha robado cuanto el sol descubrir procura, que la tierra encubre tanto; pero no ha faltado allí el natural de rabí que luego no le dijese que en garrochón no entendiese de lanza y de esponja sí.
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