Con cada pasión a la deriva hasta que mi alma sea un laúd en cuyas cuerdas todos los vientos tañen. ¿Para esto renuncié a mi sabiduría antigua ya mi austero control? Mi vida es un palimpsesto garabateado en alguna vacación de muchacho con canciones ociosas para flauta y rondó que solamente ocultan el secreto del todo. Por cierto que hubo un tiempo cuando osé pisar las alturas soleadas y de las disonancias de la vida logré claros acordes para llegar al oído de Dios. ¿Está muerto ese tiempo? Mirad, con mi pequeña vara apenas toqué la miel del romance, ¿y debo yo perder la herencia de un alma?