| A qué vienes ahora,juventud,
 encanto descarado de la vida?
 Qué te trae a la playa?
 Estábamos tranquilos los mayores
 y tú vienes a herirnos, reviviendo
 los más temibles sueños imposibles,
 tú vienes para hurgarnos las imaginaciones.
 De las ondas surgida,toda brillos, fulgor, sensación pura
 y ondulaciones de animal latente,
 hacia la orilla avanzas
 con sonrosados pechos diminutos,
 con nalgas maliciosas lo mismo que sonrisas,
 oh diosa esbelta de tobillos gruesos,
 y con la insinuación
 (tan propiamente tuya)
 del vientre dando paso al nacimiento
 de los muslos: belleza delicada,
 precisa e indecisa,
 donde posar la frente derramando lágrimas.
 Y te vemos llegar -figuraciónde un fabuloso espacio ribereño
 con toros, caracolas y delfines,
 sobre la arena blanda, entre la mar y el cielo,
 aún trémula de gotas,
 deslumbrada de sol y sonriendo.
 Nos anuncias el reino de la vida,el sueño de otra vida, más intensa y más libre,
 sin deseo enconado como un remordimiento
 -sin deseo de ti, sofisticada
 bestezuela infantil, en quien coinciden
 la directa belleza de la starlet
 y la graciosa timidez del príncipe.
 Aunque de pronto frunzasla frente que atormenta un pensamiento
 conmovedor y obtuso,
 y volviendo hacia el mar tu rostro donde brilla
 entre mojadas mechas rubias
 la expresión melancólica de Antínoos,
 oh bella indiferente,
 por la playa camines como si no supieses
 que te siguen los hombres y los perros,
 los dioses y los ángeles,
 y los arcángeles,
 los tronos, las abominaciones…
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