Tropecé con un vidente,
Que menospreciaba los matices y las cosas de este mundo,
Los dominios del arte y del saber, placeres, sentidos,
Para buscar sólo imágenes.
No influyas en tus canciones, me dijo,
Ni la hora ni el día enigmáticos, ni fragmentos, ni partes superpuestas;
Pon, primero, como una luz para los que siguen,
Como un canto de introducción para todos,
La canción de las imágenes.