Camino a la cordillera,
suelo enemigo,
llevo un burrito cargado
de verde olivo.
Camino de vuelta vengo
llorando lemas;
traigo el burrito lleno
de viejas penas.
He de tornar mañana,
cortando olvidos,
con un cuchillo con ojos
y un ciego niño.
¡Y he de encontrar un día
en la cordillera,
entre mares de espigas,
piedras de seda!
He de ir.
He de volver.
¡Yo no me canso de ser!