La décima criolla -jalón del continente, puntal de lo indohispano- de espíritu se llena.
De autoctonía vasta, de espíritu potente, corre por nuestras zonas de planta, mar y arena. Propio es su contenido, propio es su continente.
La décima es caliente, la décima es morena; y uña de gato y diente de perro juntamente brinda cuando, con rústicos instrumentos, resuena. Al cuerpo, que es flexible, la gracia se le anuda.
Pica si se sazona, quema si se desnuda. Pegando o requiriendo, la décima es de bríos.
Son ácidos y dulces los jugos de su entraña; y en mi país, vestida de sol y miel, huraña y amante, se da en sombra de tierras y bohíos.
Suma de eternidades, tus legados ofrecen, por las gracias enhebrados, los más nobles decires en su estilo.
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