Me apoyo tiernamente en la noche
con ayuda de una balaustrada oxidada
encuentro el camino de mi mejilla y mi hombro
encuentro el camino de mi ternura
hierro y carne.
El resto son banderas que ondean silenciosas
interrogando afuera y adentro
en el espacio de la noche, en el espacio del alma:
¿muerte?
Pongo la mano sobre el rostro palpitante
de la noche
quito un poco de óxido de mi mejilla.