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La niñez en la mujer

[Poema - Texto completo.]

José Gautier Benítez

La niñez en la mujer
es en la flor el capullo,
es en la brisa el murmullo
y en la frente el susurrar.

Es en la concha la perla,
el avecilla en el nido,
es el coral escondido
entre las algas del mar.

Es la apacible alborada
del día de la existencia,
es la suave transparencia
de la luna en el cristal.

Es la nube en el espacio
que con la luz se arrebola,
es la espuma de la ola
en la playa al espirar.

¡Es tan bella la mujer
en el dintel de la vida,
al empezar la partida
a los valles del amor!

Cuando tersa está su frente,
sin pesares, sin agravios
y sin que liben sus labios
el veneno del dolor.

Que siente el alma al mirarla
una dulce complacencia,
del amor y la inocencia,
la divina conjunción.

Y vuelven con raudo paso
las cándidas ilusiones
que en la edad de las pasiones
volaron a otra región.

Por eso sentí al mirarte
tan pura y bella, ángel mío,
voluptuoso desvarío
y deliciosa embriaguez.

Porque está tu corazón
de pasiones aún ileso,
porque sé que ningún beso
resbaló sobre tu tez;

Porque sé que del pasado
no recuerdas ningún nombre,
ni has escuchado de un hombre
los juramentos de amor;

Porque el libro de tu historia
ante el mundo puede abrirse,
que tu faz no ha de teñirse
con las tintes del rubor.

Hermosísima doncella
de los mares de occidente,
ven, reclina dulcemente
tu cabeza sobre mí.

Que una vida sin amores
es un campo sin verdura,
y tesoros de ternura
tengo, niña, para ti.

Tus juveniles ensueños,
me dirán tus labios rojos,
y yo buscaré en tus ojos
amorosa inspiración.

Daré forma en mis cantares
a tu loca fantasía,
y entre amores y poesía
soñará mi corazón.

….

Si las aves necesitan
ancho espacio su albedrío,
agua los peces al río,
conchas las perlas del mar,

Y una gota titilante
que forme su nacimiento
el manantial turbulento
que parte el valle a regar;

Si las flores que contemplas
de los campos en la alfombra
se marchitan en la sombra
y se empaña su arrebol,

Y sin fuerzas y sin vida
doblan el tallo doliente,
sin los besos del ambiente,
sin las caricias del sol;

Si esos seres imperfectos
también sufren de esta suerte,
¿qué será del alma fuerte
bajo el yugo del dolor?

¿Qué será, si me negaras
de tu amor el suave aroma?
¿Qué será blanca paloma,
de tu amante trovador?



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