La paz que fluye del corazón
y a veces se convierte en sangre,
tu amor
que a veces me toca
y luego se convierte en tragedia,
la muerte aquí sobre mis hombros
como un niño lleno de hambre
pidiendo luz y caminando.
Hacer andar a un niño es cosa simple,
terrible es traer a los hombres
hacia la paz,
ellos satisfacen la muerte
por dondequiera,
como si fuera una boca para alimentar.
Pero tú, maestro, que escuchas
los latidos de muchos soldados,
sabes que el comienzo de la muerte
está hecho de papel,
y que más sinuosos que los dulces,
son los labios intocables
de la mujer que te ama.