La pensión familiar
[Minicuento - Texto completo.]
Jacques SternbergAnochecía cuando llegué.
Comí en el salón comunitario y me retiré después a mi habitación. Miré un rato por la ventana y vi salir a tres personas, una detrás de otra, todas deseosas de tomar aire antes de encerrarse en sus habitaciones.
Una cerca rodeaba el jardín y el sonido del timbre en la pequeña puerta evocaba a un cascabel. Cerca de las diez de la noche, me acosté.
Algo más tarde oí el primer zumbido del timbre. Y, casi enseguida, el segundo. A mi pesar, esperaba el tercer zumbido, incapaz de dormir antes de oírlo. Debí aguardar un largo rato porque la tercera persona volvió casi a la medianoche.
Fue a eso de las doce y media cuando escuché el cuarto zumbido. Iba a levantarme para averiguar de quién se trataba cuando de pronto oí pasos en la escalera.
Eran pasos macizos, regulares, cansados sin lugar a dudas. Los pasos de un parroquiano. Primero resonaron en el primer piso, de inmediato en el segundo, luego más cerca de mi puerta y acto seguido subieron por la escalera en dirección al tercer piso, hasta que al fin se acallaron.
Salí de mi habitación y vi otra vez lo que ya creía haber visto: la escalera terminaba junto a mi puerta y en esa casa había solamente dos pisos, sin ninguna clase de ático.
FIN