¿Quién soñó que la belleza pasa como un sueño? Por estos labios rojos, con todo su orgullo luctuoso, Luctuoso de que ninguna nueva maravilla puedan predecir, Troya se desvaneció en un alto destello fúnebre Y murieron los hijos de Usna. Nosotros y el esforzado mundo vamos de paso Entre almas humanas que vacilan y dejan sus puestos Como las pálidas aguas en su carrera invernal, Bajo las estrellas que pasan, espuma del firmamento, Vidas en este rostro solitario. Inclinaos, arcángeles, en vuestra oscura morada: Antes de que existierais o de que cualquier corazón latiera, Fatigado y afable hubo quien os demoró junto a Su asiento; E hizo que el mundo fuera un camino cubierto de hierba Ante los pies errantes de ella.