La sangre es un mar inmenso
que baña todas las playas…
Sobre sangre van los hombres,
navegando en sus barcazas:
reman, que reman, que reman,
¡nunca de remar descansan!
Al negro de negra piel
la sangre el cuerpo le baña;
la misma sangre, corriendo,
hierve bajo carne blanca.
¿Quién vio la carne amarilla,
cuando las venas estallan,
sangrar sino con la roja
sangre con que todos sangran?
¡Ay del que separa niños,
porque a los hombres separa!
El sol sale cada día,
va tocando en cada casa,
da un golpe con su bastón,
y suelta una carcajada…
¡Que salga la vida al sol,
de donde tantos la aguardan,
y veréis cómo la vida
corre de sol empapada!
La vida vida saltando,
la vida suelta y sin vallas,
vida de la carne negra,
vida de la carne blanca,
y de la carne amarilla,
con sus sangres desplegadas…
¡Los niños, fascinados,
se van levantando,
y rodean a la madre,
que los abraza formando un grupo con ellos,
pegados a su alrededor. Continúa!:
Sobre sangre van los hombres
navegando en sus barcazas:
reman, que reman, que reman,
¡nunca de remar descansan!
Ay de quien no tenga sangre,
porque de remar acaba,
y si acaba de remar,
da con su cuerpo en la playa,
un cuerpo seco y vacío,
un cuerpo roto y sin alma,
¡un cuerpo roto y sin alma!…
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