La vieja copa de plata pulida esta mañana
no es para reconfortar a los sedientos
a los caminantes perseguidos por el fuego del aire
entre los árboles o desde el filo de la hierba
Una esponja para ellos
con alguna humedad agria
bastará
La joya de la casa
es para estimular el gran ardor de los avaros
de los viciosos que se avienen con las ánforas griegas
de las mujeres que aceptan desnudarse como un niño
a cambio de un pequeño presente
en derredor del cual se pueda inaugurar una leyenda
Así lo manda mi padre el orfebre
que fue cegado por el sol a través de un diamante