Junto a una iluminada vitrina de una cigarrería estaban, entre otros muchos. Casualmente sus miradas se encontraron, y el ilícito deseo de sus cuerpos expresaron tímidamente, con vacilación. Después, unos pocos pasos inquietos en la acera – hasta que sonrieron, y se hicieron una leve seña. Y enseguida ya el coche cerrado… el acercamiento sensual de los cuerpos; las manos unidas, los labios unidos.