Las dunas del canto se han cerrado,
oh magia maldita del universo,
que todo puede sobre una blanda esfera.
No vengas entonces a mi pasado,
no abrirás deltas vertiginosos,
llagas latentes, accesos
hacia peldaños que en movimiento se entregan
sobre la balaustrada del declive,
quédate, quizá podrías ser el Orfeo
que viene de nuevo a rescatarme de la nada,
quédate, mi valiente y noble caballero,
padezco la luz, en las sombras
soy reina pero afuera en el mundo
podría estar muerta y tú conoces
la confusión que de mí se apodera
cuando veo un árbol seguro.