Muerte, apelo contra tu rigor, tú me arrebataste a mi amada y aun con ello no estás saciada y me quitás todo fervor y así sigo aquí sin vigor. ¡Que viviera no te hacía nada, Muerte!
Éramos dos y un solo corazón si ella murió debo también morir o sin vida tal vez vivir, como un fantasma en la imaginación. ¡Muerte!