Llega la coca cola a la aldea
[Minicuento - Texto completo.]
José SaramagoCuando el camión se detuvo en la plaza para la distribución gratuita, de promoción, de la bebida, el cura nos estaba dando clase de catecismo a unos cuantos niños. Usando su autoridad de mentor de almas, nos impuso a los ansiosos niños la obligación de confesarnos antes de ceder al nuevo pecado de gula que invadía al país. Nos pusimos en fila en el confesionario; poco a poco, el cura fue despachando al grupo. Yo era el último y cuando la confesión acabó y corrí a la plaza, el camión ya se había ido.
FIN