Mi pobre alma aferrada, sobre su tema viejo deja que ruede el mundo: callados horizontes, campos yermos, tierras de soledad y de agonía y arenales bermejos.
¡Mi pobre alma aferrada, sumergida en el sueño! Mi alma sigue llorando sobre su tema viejo.
¡Ay, pobre de mi alma que atraviesa estos yermos, y que va de puntillas, suavemente, para no despertar su propio sueño!
Abajo, en las cavernas llenas de tenebrosos aposentos, los monstruos del hastío, los monstruos del hastío están durmiendo… y ella atraviesa pálida, como una larga estela de lucero, estas sombras espesas y cuajadas de aterrador silencio.
¡Mi alma, mi pobre alma! Allí están los monstruos carniceros. Pasad fugaces, sin tocar apenas estas tierras malditas de silencio; del gran silencio verde que cuaja en las cavernas su humor denso, y baja de la luna en las tragedias de naufragios remotos y quiméricos.
¡Mi alma, mi pobre alma! sobre su tema viejo, atraviesa estos campos, suavemente, para no despertar su propio sueño.
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