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Margaritas

[Minicuento - Texto completo.]

Fredric Brown

El doctor Michaelson estaba enseñando a su mujer, cuyo nombre era señora Michaelson, su combinación de laboratorio e invernadero. Era la primera vez en muchos meses que ella visitaba. Había equipo nuevo.

-¿Entonces hablabas en serio, John -le preguntó ella finalmente-, cuando me dijiste que estabas experimentando en la comunicación con flores? Pensé que bromeabas.

-No del todo -dijo el doctor Michaelson-. Al contrario de lo que piensa la gente, las flores tienen un cierto grado de inteligencia.

-¡Pero seguramente no pueden hablar!

-No como hablamos nosotros. Pero al contrario de lo que piensa la gente, se comunican. Telepáticamente, eso sí, y en imágenes pensadas, no en palabras.

-Entre ellas quizás, pero seguramente…

-Al contrario de lo que piensa la gente, querida, incluso la comunicación humano-floral es posible, aunque hasta ahora solo he podido establecer comunicación en una dirección. Es decir, puedo captar sus pensamientos, pero no enviarles mensajes desde mi mente a la suya.

-Pero… ¿cómo funciona, John?

-Al contrario de lo que piensa la gente -dijo su marido-, los pensamientos, tanto humanos como florales, son ondas electromagnéticas que pueden ser… Espera, será más fácil si te lo muestro, cariño.

Llamó a su ayudante que estaba trabajando al otro lado de la habitación:

-Señorita Wilson, ¿podría traer el comunicador?

La señorita Wilson trajo el comunicador. Era una cinta para la cabeza de la que salía un cable que llegaba a una barra delgada con un asa aislada. El doctor Michaelson puso la cinta alrededor de la cabeza de su esposa y la barra en su mano.

-Es muy simple de usar -le dijo-. Sujeta la barra cerca de la flor y actuará como una antena que recogerá sus pensamientos. Y así veras que al contrario de lo que piensa la gente…

Pero la señora Michaelson no estaba escuchando a su marido. Estaba sujetando la barra cerca de un tiesto de margaritas en el alféizar. Después de un momento soltó la barra y sacó un pequeño revólver de su bolso. Disparó primero a su marido y después a su ayudante, la señorita Willson.

Al contrario de lo que piensa la gente, las margaritas hablan.

FIN


“Daisies”, 1954


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