En tu aposento tienes, En urna frágil, Clavadas mariposas, Que, si brillante Rayo de sol las toca, Parecen nácares O pedazos de cielo, Cielos de tarde, O brillos opalinos De alas suaves; Y allí están las azules Hijas del aire, Fijas ya para siempre Las alas ágiles, Las alas, peregrinas De ignotos valles, Que como los deseos De tu alma amante A la aurora parecen Resucitarse, Cuando de tus ventanas Las hojas abres Y da el sol en tus ojos Y en los cristales!