Me da pena el que quiso
alcanzar un ideal,
luchó y no llegó.
Pero me da más pena
el que no intentó llegar
porque pensó
que no valía la pena.
Y se quedó.
Me da pena
el que quiso soñar
y creyó en sus propios sueños
hasta que se despertó.
Pero más pena
el que nunca tuvo sueños
y sin haber soñado murió.
Me da pena la flor
y más pena la piedra
que nunca floreció.