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 Mentira el ¡más allá!  ¡Mentira el alma 
Que el retroceso impuro 
Hace nacer llenando lo futuro, 
Del triste cementerio entre la calma! 
¡Engaño esa creación que el fanatismo 
Hace brotar del último lamento 
Que nos lleva al abismo! 
¡Mentira ese ad terrorem  que el convento 
Lanza a la humanidad mezquina y necia 
Que, oyendo a la razón y al pensamiento 
No abarca esa mentira y la desprecia! 
El hombre es sólo el hombre, 
Pobre criatura de miseria y lodo, 
Que sueña, que delira, y que en la fosa 
Mira rodar con su existencia todo; 
Pobre ser que termina la jornada 
Con el eco de su último latido, 
Para volver en sombra convertido 
A su punto de origen, a la nada. 
Es un astro-misterio que atraviesa 
La curva de la vida, y se derrumba 
Al concluir la carrera de ese cielo 
Que en el Oriente de la cuna empieza 
Y acaba en el Ocaso de la tumba; 
Molécula que, oculta entre la gasa 
De la noche, sin ruta y sin destino, 
Como una exhalación flébil y escasa, 
Nace, se mece y pasa 
Sin dejar una huella en su camino, 
Y que a veces llegándose valiente 
Hasta el sol de la gloria, 
Se enciende en él y vuela, 
Pero dejando entonces, donde acaba, 
El germen de otra luz sobre la estela. 
Luz inmortalidad con que deliran 
El sabio y el artista y el guerrero 
En medio de esos éxtasis soberanos 
Que son la hora suprema 
En que el genio prepara con sus manos, 
Para ceñir sus frentes la diadema; 
Hora en que el hombre alcanza, 
Por el zodiaco de la fe y del arte, 
Llegar hasta el zenit de su esperanza 
Para robarle el rayo que algún día 
Sobre su pobre lápida mortuoria, 
Caiga a encender, sublime de poesía, 
La antorcha fulgurante de la gloria. 
Luz inmortalidad con que soñaban 
Sonriendo de placer en su delirio, 
El mártir libertad en el cadalso 
Y el espectro conciencia en el martirio; 
Fulgor que, en la conquista 
Del saber y el talento, se levanta 
Descorriendo grandioso ante la vista, 
El soñado horizonte de una tierra 
Donde bendita y mágica se encierra 
La tierra prometida del artista, 
Esplendor auroral que era el ensueño 
Consolador y grato en su pobreza 
Del actor inspirado, 
Que aún ayer se encontraba circundado 
Con la aureola del genio en la cabeza; 
Del audaz fingidor que ayer hacía 
Sollozar o reír bajo este techo, 
Y que hoy, cadáver, duerme 
De un pedazo de tierra sobre el lecho. 
Cayó… sobre su tumba 
Gime el arte, y la patria inconsolada 
Con sus hermosos besos maternales 
Deposita una lágrima adorada, 
En tanto que la fama, que abandona 
De la muerte en los antros funerarios 
Al despojo… y al hombre, 
Vuela augusta a escribir en sus santuarios 
Las letras de su nombre. 
* * * 
¡Muerto, reposa en paz! y si en la fiebre 
De tu ambición y tu querer fecundo 
Soñaste con un mundo más risueño 
Que este pequeño y miserable mundo; 
Si astro que cruza la extensión vacía 
Soñaste con dejar escrita en ella 
Algo como la luz que en ti vivía 
Para hacerte inmortal con esa huella, 
Tu sueño está cumplido… tus cenizas 
Ya no son más que escoria; 
Pero el azul radioso de tu patria 
Cuenta con otra luz, la luz de tu memoria 
Los hombres como tú, jamás perecen 
Al tocar los umbrales 
De la obscura región de lo ignorado; 
Los hombres como tú, mueren y crecen 
Con la figura inmensa de granito 
Que de pie y majestuosa se levanta 
De entre el polvo impalpable que la planta 
Envuelve al resbalar en lo infinito. 
Para ti no hay sepulcro, que el reflejo 
De tu luz poderosa 
Te basta en la caída, 
Para seguir viviendo en otra vida, 
No en la estrechez de tu escondida fosa… 
Tú como el astro hermoso de la aurora 
Que rueda en el ocaso, 
Dejando como huella de su paso 
La luna brilladora, 
Caíste en el abismo, 
Nítido sol de mexicano cielo: 
Pero dejando al terminar el vuelo, 
La luna de ti mismo. 
Sacerdote titánico del arte. 
Envuélvete sonriendo en la mortaja 
Que te arropa en la huesa… 
Donde tu cuerpo mísero reposa 
Y se alza el pedestal de tu grandeza. 
¡Adiós, muerto sublime! 
¡Sublime y noble atleta del proscenio! 
Descansa en paz mientras tu patria gime 
Sobre el recuerdo que tu gloria abona, 
Y mientras teje en su santuario el genio, 
Para rodear tu nombre, una corona. 
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