Yo guardo en mi vida un hondo secreto,
lo supe en la playa, lo escuché al azar,
estaba jugando con un amuleto
y oí cuando el viento se lo dijo al mar.
La voz le temblaba al viento poeta,
de sus labios finos voló como un canto,
tenía el embrujo de una luz discreta
y estaban sus notas pobladas de llanto.
¿Quién se lo diría al viento andariego,
el agua del río, la luna curiosa,
las nubes errantes, el árbol, el fuego,
o sería el alma sutil de la rosa?
Yo no sé quién fue, no lo dijo el viento,
sólo sé que es mío mi secreto de oro,
del fondo de mi alma emerge su acento,
sólo yo lo escucho, es mi gran tesoro.
Por eso es tan puro mi hondo secreto,
porque no es del mundo, lo supe al azar,
estaba jugando con un amuleto
y oí cuando el viento se lo dijo al mar.
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