Niño, si encuentras el cometa de tu fantasía,
átalo con la inteligencia del corazón.
Verás surgir jardines encantados
y tu madre se convertirá en una planta
que te cubrirá con sus hojas.
Haz de tus manos dos blancas palomas
que lleven la paz a todas partes
y el orden de las cosas.
Pero antes de aprender a escribir,
mírate en el agua del sentimiento.