No, no regreses, tendría un crudo espanto
y me arrancarías de estos dulces sueños,
o quizás descubrirías que está vencida
mi carne y mi cruz aún viva.
No regreses a verme, estoy en paz
con las esferas absolutas del amor
y yazgo descubierta y solitaria
como una rosa marchita en la serenidad.