No te fíes del tiempo de la eternidad,
que las nubes tiran de los vestidos,
que los vientos me arrastran contra mi deseo!
¡Date prisa, amor, que mañana muero y no te veo!
No demores tan lejos, en lugar tan secreto,
nácar de silencio que la mar comprime,
¡oh labio, límite del instante absoluto!
¡Date prisa, amor, que mañana muero,
que mañana muero, y no te escucho!
Aparéceme ahora,
que aún reconozco la anémona abierta en tu cara,
y entorno a los muros,
el viento enemigo…
Date prisa, amor, que mañana muero,
que mañana muero y no te digo…
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