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 Oh, quédate siempre conmigo, 
¡Sabes que te quiero tanto! 
Todas tus añoranzas 
Solo yo sé escuchar; 
En la sombra de la oscuridad 
Te asemejo a un príncipe, 
Que mira profundamente en las aguas 
Con ojos negros y sabios; 
A través del estruendo de las olas, 
Del movimiento de la alta hierba, 
Yo te permito escuchar discretamente 
El andar de la manada de ciervos; 
Yo te veo cautivado por el encanto, 
Canturreando con voz suave, 
En el brillo de las aguas 
Estirando el pie desnudo. 
Y mirando a la luna llena 
A la llamarada de los lagos, 
Tus años parecen instantes, 
Momentos dulces parecen siglos. 
Así me habló el bosque 
Ondeando cúpulas sobre mi: 
Silbaba cuando me llamaba 
Y salí en el campo riendo. 
Hoy aun si regresaría 
No podría entender. 
¿Dónde estás, infancia, 
Con tus bosques y tus ríos? 
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