Deja pasar los años, Víctor Jara,
en el tiempo que viene
nadie recordará
al oscuro hombrecillo que ordenó que murieras
ni a los que dispararon contra ti: ya sus almas
se pudren o se queman, da lo mismo
porque el infierno es el olvido.
Pero tú cantarás,
cantarás para el día más alto y la memoria
y entonces sí, tu nombre
alumbrará una calle, una plaza de aldea
a la que irá mi madre
otra vez con sus flores y luciérnagas
y tú y yo como ayer
sabremos por qué cantas y tu voz
llena de nuevo el aire de palomas.