Pues el amor nos ha dado Dios, ya no hay que temer, muramos los dos.
Danos el Padre a su único Hijo: hoy viene al mundo en pobre cortijo. ¡Oh gran regocijo, que ya el hombre es Dios! no hay que temer, muramos los dos.
Mira, Llorente qué fuerte amorío, viene el inocente a padecer frío; deja un señorío en fin, como Dios, ya no hay que temer, muramos los dos.
Pues ¿cómo, Pascual, hizo esa franqueza, que toma un sayal dejando riqueza? Mas quiere pobreza, sigámosle nos; pues ya viene hombre, muramos los dos.
Pues ¿qué le darán por esta grandeza? Grandes azotes con mucha crudeza. Oh, qué gran tristeza será para nos: si esto es verdad muramos los dos.
Pues ¿cómo se atreven siendo Omnipotente? ¿Ha de ser muerto de una mala gente? Pues si eso es, Llorente, hurtémosle nos. ¿No ves que Él lo quiere? muramos los dos.
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