Caminabas
en dirección contraria del otoño
bajo los grandes árboles
y luego era la costa (una isla sin duda)
ocurrían las olas como siempre
también el sol ahora con los hombres
y mujeres felices
pero algo andaba mal en el paisaje
con el que te perdías tierra adentro
según el orden de los exorcismos:
«passó, cual rota niebla por el viento»