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 I 
¿Me quiere? ¿No me quiere? Retuerzo las manos 
y los dedos 
destrozados desperdigo. 
Así deshojan al adivinar y esparcen 
por mayo 
corolas de margaritas del camino. 
Aunque las canas descubran el peinado y la barba; 
aunque abundantes suenen en plata 
los años 
espero, confío; que jamás llegue 
a mí el vergonzoso buen juicio. 
II 
Son las dos 
estarás en la cama 
O tal vez 
tú también andes mal. 
No hay prisa, 
y con urgencias de telegrama 
no tengo 
porqué 
despertarte y molestar 
III 
El mar se aleja de mí. 
El mar se aleja a dormir. 
Como dicen, incidente zanjado, 
la barca querida varó en lo diario. 
Estamos en paz, 
y no viene a cuenta un listado 
de mutuos dolores, penas y agravios. 
IV 
Son las dos estarás en la cama. 
La Vía Láctea es un Osa de plata estelar. 
No hay prisa y con urgencias de telegrama 
no tengo porqué despertarte y molestar. 
Como dicen, incidente zanjado, 
la barca querida embarrancó en lo diario. 
Estamos en paz y no viene a cuenta un listado 
de mutuos dolores penas y agravios. 
Mira en el mundo qué paz; 
la noche orló de un tributo de estrellas el cielo. 
A estas mismas horas te levantas a hablar 
a los siglos, la historia y el universo. 
V 
Sé de la fuerza de las palabras, sé de las palabras el rebato. 
No son a las que aplauden los palcos. 
De palabras tales se desprenden los ataúdes 
y sus cuatro patitas de roble sacuden. 
A veces la suprimen, no se publica ni imprime, 
pero la palabra vuela con las cinchas ceñidas, 
tañe los siglos y llegan a rastras los trenes 
a lamer las manos encallecidas de la poesía. 
Sé de la fuerza de las palabras: parece de memos, 
pétalos caídos bajo los tacones de un baile. 
Pero el hombre con el alma los labios los huesos… 
 
Nota: Preludio inacabado de un poema, probablemente escrito poco antes del suicidio de Maiakovski en 1930. Una parte de la estrofa III se repite en la nota de suicidio.
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