| Porque son ya seis años desde entonces,porque no hay en la tierra, todavía,
 nada que sea tan dulce como una habitación
 para dos, si es tuya y mía;
 porque hasta el tiempo, ese pariente pobre
 que conoció mejores días,
 parece hoy partidario de la felicidad,
 cantemos, alegría!
 Y luego levantémonos más tarde,como domingo. Que la mañana plena
 se nos vaya en hacer otra vez el amor,
 pero mejor: de otra manera
 que la noche no puede imaginarse,
 mientras el cuarto se nos puebla
 de sol y vecindad tranquila, igual que el tiempo,
 y de historia serena.
 El eco de los días de placer,el deseo, la música acordada
 dentro del corazón, y que yo he puesto apenas
 en mis poemas, por romántica;
 todo el perfume, todo el pasado infiel,
 lo que fue dulce y da nostalgia,
 ¿no ves cómo se sume en la realidad que entonces
 soñabas y soñaba?
 La realidad -no demasiado hermosa-con sus inconvenientes de ser dos,
 sus vergonzosas noches de amor sin deseo
 y de deseo sin amor,
 que ni en seis siglos de dormir a solas
 las pagaríamos. Y con
 sus transiciones vagas, de la traición al tedio,
 del tedio a la traición.
 La vida no es un sueño, tú ya sabesque tenemos tendencia a olvidarlo.
 Pero un poco de sueño, no más, un si es no es
 por esta vez, callándonos
 el resto de la historia, y un instante
 -mientras que tú y yo nos deseamos
 feliz y larga vida en común-, estoy seguro
 que no puede hacer daño.
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