¿Qué confusión, enmarañados cielos,
es esta, que aborrezco y solicito?
Perilo soy, pues su tormento imito,
tejiendo celos por morir en celos.
Eslabonan cadenas mis desvelos,
siendo juez y agresor de mi delito;
tercero del marqués, con quien compito,
en mis tormentos fundo mis consuelos.
Si no ama Ludovico a mi Leonora,
publicando mi amor, mi muerte trata,
y han de matarme celos si la adora.
Todo es morir lo que el penar dilata:
déme, pues, muerte airada el Duque agora,
y no un recelo que despacio mata.
Honor si dais licencia a que fabrique
sospechas el temor que os desvanece,
a Enrique la Duquesa favorece.
¿Osaréis afirmar que quiere a Enrique?
Por ella es mayordomo; multiplique
nobles cargos en él, pues los merece;
la consulta le alcanza, bien parece
que a un sabio mis despechos comunique.
Hízole Conde; ya, sospechas, pasa
de lo justo el favor que manifiesta
quien con tanta eficacia a honrarle acude.
Yo, honor, no afirmo que por él se abrasa;
mas para deslucir su fama honesta,
basta dar ocasión a que se dude.
De Amar por razón de estado
|