Silvio, tu opinión va errada,
que en lo común, si se apura,
no admiten por hermosura
hermosura enamorada.
Pues si bien de la extrañeza
el atractivo más grato
es el agrio de lo ingrato
la sazón de la belleza.
Porque gozando excepciones
de perfección más que humana,
la acredita soberana
lo libre de las pasiones.
Que no se conserva bien
ni tiene seguridad
la rosa de la beldad
sin la espina del desdén.
Mas si el amor hace hermosas,
pudiera excusar ufana
con merecer la manzana
la contienda de las diosas.
Belleza llego a tener
de mano ten generosa,
que dices que seré hermosa
solamente con querer.
Y así en lid contenciosa
fuera siempre la triunfante;
que, pues nadie es tan amante,
luego nadie tan hermosa.
Mas si de amor el primor
la belleza me asegura,
te deberé la hermosura,
pues me causas el amor.
Del amor tuyo confío
la beldad que me atribuyo
porque siendo obsequio tuyo
resulta en provecho mío.
Pero a todo satisfago
con ofrecerte de nuevo
la hermosura que te debo
y el amor con que te pago.
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