Pasé por el tamiz de todos los dolores
Y estoy purificada.¡Clamo por vida nueva!
¡Una vida que sea como un ritmo de seda!
¡Dulzura y más dulzura! La quietud de una tarde.
Deliciosa y de sol, la casita con hiedras
y un pedazo de cielo que el alma se enreda.
Ningún anhelo más que un anhelo infantil,
tener las golondrinas de una quietud eterna
¡y sentirme tan buena…¡tan hondamente buena!…
No leer nada, nada, más que en el libro pródigo,
infinito y precioso de la naturaleza
¡y sorber sus verdades con la esperanza abierta!…
Surgir a vida nueva. Realizar el milagro
de cubrir con jazmines la herida de mis venas
y hacer un canto blanco con restos de tragedia.
Tener el corazón hecho un lampo de luz,
tener el corazón hecho un nido de gemas
para que siempre se abran otras corolas nuevas.
Ir cruzando la vida con alas en el alma,
con alas en el cuerpo, con alas en la idea
y un ligero cariño a la muerte que llega.
Perdonar, perdonar, no tener rencor;
Darlo todo al olvido y llorar en la quieta
soledad de la noche con un llanto de perlas.
Perlas de anunciación, de olvido, de alegría,
de dulzura, y de gozo de sentirse serena
y comprender la vida como un ritmo de seda.
Hoy lo deseo así… hoy que es día de fiesta
y que tengo en el alma mucho de Noche Buena…
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