Trenzando en el aire
con púgil donaire
los ágiles pies,
mozas con panderos
van por los senderos
verdes, de Salnés.
¡Azules espejos
del sol a lo lejos,
ribera del mar…!
¡Vuelos de gaviotas!
1Cantos de derrotas!
¡Brazos a remar!
¡Por dorados cerros,
dorados becerros,
pastoril tropel!
¡Número y cantares
de los griegos lares
promueve un rabel!
¡Rumor de madreñas,
risas halagüeñas,
tropel pastoril!
¡Las sayas villanas
con verdes y granas
son rosas de abril!
Enlazan sus trinos
sobre los caminos
mirlo y ruiseñor,
y con canto y vuelo
el cristal del cielo
palpita de amor.
Bajo los castaños
que cuentan cien años
ondula el ferial:
lienzos padroneses,
ganados monteses,
quesos de Bretal…
Solfean los ciegos
sus cuentos labriegos,
y tras la oración
de Santa Lucía,
va la picardía
en el guitarrón.
Un pastor, consejo
demanda de un viejo
letrado en la ley, y al darlo,
el anciano halaga el lozano
lomo de un gran buey.
Dos bandos de aldea
se mueven pelea:
son Juno y Lesón.
El ferial ondula,
y un verso modula
de homérico son.
Por albos oteros
cantan los cabreros
envueltos en luz,
y en los hondos prados
juvencos dorados
alzan el testuz.
¡Risas moceriles
de los atropiles
que van a segar!
¡Eras amarillas!
¡Voces de las trillas!
¡Todo es a cantar!
Remotas campanas,
gaitas aldeanas, saludan al sol.
¡Qué majo el gaitero
sopla en el puntero
y templa en el fol!
¡Alma que encantada
fuiste en tu alborada
por entre la mies,
doliente alma mía,
vuelve en romería
tierras de Salnés!
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