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Sean dulces las bodas como una colina
que se sube dichoso, y tú, muchacha,
que has tomado de mis entrañas tu nombre,
vive feliz, ya que tu joven,
semejante a Apolo, tiene toda la dulzura
de los dioses, tan divinos y tan gráciles:
sé tú misma la musa de su canto,
sé tú la abeja ligera que devuelve
miel a la boca de tu dulce amado,
sé tú, doncella, semejante a la Grecia,
sé la esposa de los cánticos que exulta
delante del rey en el día nupcial.
Pero tú eres rubia y eres mi hijita,
por eso ciñe tus cabellos con lirios
y espera con paciencia que madure
el dulce grano que llevas en el seno,
pues de esa dulzura tuya brotará
una progenie perfecta,
de esas tus dulces miradas de ternura,
y divino sea en ti todo otro aspecto;
y alégrate, porque has sido elegida
para la corte de un rey, tú que eres esposa
de un joven y agraciado Salomón.
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