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Si hay dichas que no se acaban…

[Poema - Texto completo.]

Joaquina García Balmaseda

Despedida

Si hay dichas que no se acaban,
Si hay bienes que son eternos,
Y alegrías que carecen
De pesar por el reverso;
Son aquellas que tranquilas
Blandamente nos mecieron,
Dándonos gratas dulzuras,
Dándonos puros contentos.

Estos bienes no se acaban
Ni borrarlos puede el tiempo,
Que los conserva lozanos
El rocío del recuerdo!
Por él vivirán presentes
A mi agradecido pecho
Los días que, venturosa,
Vi deslizarse en tu seno.

Adiós, Santander, te queda
Con tus encumbrados cerros,
Tu coronado follaje,
Tu melancólico cielo,
Tus noches de blanca luna,
Y tu mar ancho y soberbio,
Que cien naciones distintas
Arrastra a tu hermoso puerto.

Dios te guarde reclinada
Con indolente sosiego
A la sombra de los montes
Que alzan su cresta soberbios
Coronados por los árboles
Que el cuadro forman completo
De tu hermosura, y les sirve
De lejano fondo el cielo.

Queda en paz: y si en la noche,
Cuando duerme el marinero,
Cuando ni se oyen sus cantos,
Ni azota el agua su remo;
Cuando a gemir no se atreve
Entre las hojas el viento,
Por no turbar de tus hijos
El blando apacible sueño,
Oyes un débil suspiro,
Escúchale, es mi recuerdo.

Es la tierna despedida
De un agradecido pecho
Que a tu halagüeño hospedaje
Debió paz, calma y consuelo
Dando tregua a sus pesares,
Que ¡ay! por breve espacio huyeron.
Triste llegué a tus umbrales:
Si venturosa no vuelvo,

Se adurmieron mis tristezas
Mientras que viví en tu seno:
Por eso tu puro nombre
Pronunciará con respeto
El labio; nombre de amigo
Que llega en triste momento
Y nos ofrece amoroso
Ternura, calma y consuelo.

Adiós, Santander, te queda
Con tus encumbrados cerros,
Tu corona de follaje,
Tu melancólico cielo,
Tus noches de blanca luna,
Y tu mar ancho y soberbio
Que cien naciones distintas
Arrastra a tu hermoso puerto.

No te olvides de quien triste
Vino a ti y halló consuelo,
Que si las dichas pasadas
Viven en el pensamiento,
Si para el bien fugitivo
Dios nos otorgó el recuerdo,
Vivirán siempre en el mío
Los días que vi en tu seno
Deslizarse, y mis pesares
Adormecidos vivieron.

Por eso tu puro nombre
Pronunciaré con respeto,
Y adonde quiera llevarme
De mi aciaga suerte el viento,
Bendeciré tus montañas,
Tu melancólico cielo,
Tus noches de blanca luna,
Y tu mar ancho y soberbio
Que cien naciones distintas
Arrastra a tu hermoso puerto!



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